Hace unas semanas estuve dando un curso de liderazgo a un equipo de 60 emprendedores de venta directa de la prestigiosa marca Royal Prestige. No fue un taller de frases bonitas: trabajamos técnicas para liderar, motivar equipos y cerrar más ventas en cada demostración. En un país donde la improvisación se paga caro, la formación se convierte en una ventaja competitiva.
La venta directa en Argentina facturó USD 2.414 millones en 2022, con proyecciones de llegar a USD 4.216 millones en 2030, creciendo al 7,2 % anual (Grand View Research). Sin embargo, la coyuntura local golpea fuerte: las ventas minoristas PYME subieron 24 % interanual en febrero, pero acumulan una caída del 27 % respecto a 2023 (CAME). Y mientras tanto, el e-commerce creció un 181 % en 2024, alcanzando ventas por $22 billones (CACE). Para un vendedor directo, eso significa competir contra plataformas que ofrecen financiación, envíos exprés y disponibilidad 24/7.
Entrenar equipos de venta requiere de un programa que contemple el diagnóstico, la capacitación comercial y la gestión emocional. Las mejoras no solo se deben ver en las evaluaciones de calidad de atención al cliente, sinp que también deben generar un crecimiento sostenido en las ventas. Esta combinación permite que cada contacto con un cliente sea más efectivo, construyendo relaciones duraderas y maximizando las oportunidades de negocio.
En venta directa, no alcanza con vender bien un producto: es clave saber analizar el mercado, identificar la oportunidad correcta y elegir la acción adecuada, sea una campaña de marketing directo, una mejora en la experiencia de atención o una estrategia de fidelización. Contar con un servicio integral que combine formación, análisis y ejecución permite reaccionar rápido y con precisión, evitando acciones aisladas que no generan resultados.
Sin pensarlo te diste cuanta que es el momento de trabajar juntos para que tu equipo no sólo venda más, sino que venda mejor.